30 nov 2010

MARGARITA SALAS










¡Felicidades Margarita!

Hoy celebra su cumpleaños y tenemos la suerte de disfrutar de su presencia en Zaragoza, dentro del curso "Mujeres y Universidad. Cien años de Historia (1910-2010)"

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Margarita Salas Falgueras, 1938, Canero (concejo de Valdés), Asturias.

Licenciada en Ciencias Químicas por la Universidad Complutense de Madrid, ha publicado más de 200 trabajos científicos. Fue discípula de Severo Ochoa, con el que trabajó en los Estados Unidos después de hacerlo con Alberto Sols en Madrid. Casada con el también científico Eladio Viñuela, ambos se encargaron de impulsar la investigación española en el campo de la bioquímica y de la biología molecular.

Pertenece a varias de las más prestigiosas sociedades e institutos científicos nacionales e internacionales, colaborando y siendo miembro del consejo editorial de importantes publicaciones científicas. Ha obtenido diferentes galardones, siendo nombrada "Investigadora europea 1999" por la Unesco y recibió el premio Jaime I de investigación en 1994. Fue nombrada directora del Instituto de España (1995-2003), organismo que agrupa a la totalidad de las Reales Academias Españolas.

En la actualidad (2009) es investigadora Ad Honorem en el Centro de Biología Molecular "Severo Ochoa" centro de investigación mixto del CSIC y de la Universidad Autónoma de Madrid, donde sigue trabajando con el virus bacteriófago Phi29, el cual infecta una bacteria no patógena, Bacillus subtilis, de gran utilidad en la investigación en biotecnología. Además dirige anualmente el curso de la Escuela de Biología Molecular “Eladio Viñuela”, dentro de los cursos de verano de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo en Santander.

Es miembro de la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, de la Real Academia Española de la Lengua, de la Academia Europea de Ciencias y Artes, de la American Academy of Microbiology, de la American Academy of Arts and Sciences y presidenta de la Fundación Severo Ochoa.

Además, ha sido nombrada Doctora Honoris Causa por las universidades Rey Juan Carlos,[1] de Oviedo, de Extremadura, de Murcia, Universidad Internacional Menéndez Pelayo, Politécnica de Madrid, de Cádiz,[2] y de Málaga.[3]

En mayo del 2007 fue nombrada miembro de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos, convirtiéndose así en la primera mujer española que entra a formar parte de la institución.(....)

Fuente: Wikipedia

1 ago 2010

Suso Cecchi d'Amico (Giovanna Cecchi)


Suso Cecchi d'Amico (Giovanna Cecchi) (Roma, Italia, 21 de julio de 1914 – Roma, 31 de julio de 2010)[1] , fue una de las más famosas guionistas del cine italiano, especialmente por sus guiones para Luchino Visconti, Vittorio De Sica, Mario Monicelli[2] y otros realizadores del neorrealismo italiano. Era conocida como La Reina de Cinecittà.







Hija del escritor y guionista Emilio Cecchi (1884-1966) y de la pintora Leonetta Pieraccini, perteneció a la alta burguesía intelectual romana de principios de siglo. Cursó estudios en el Liceo Francés y durante la guerra debió refugiarse en una granja de la familia cercana a Florencia por sus convicciones antifascistas que la llevaron a unirse a la resistencia.[4]

Fue la guionista de más de cien largometrajes entre 1946 y 2006.

Sus más relevantes trabajos fueron con Roberto Rossellini (Roma, ciudad abierta), Vittorio de Sica (Ladri di biciclette, Milagro en Milán), Luchino Visconti (El gatopardo, Senso, Rocco y sus hermanos, Bellissima, El extranjero, Ludwig, El inocente, Nosotras las mujeres (quinto episodio con Anna Magnani), Mario Monicelli (Casanova '70), Franco Zeffirelli (La fierecilla domada), Mauro Bolognini (Metello), y otros.

Fue condecorada con la Orden al Mérito de la República Italiana y en 1994 se le concedió el León de Oro del Festival de Venecia en honor a su trayectoria.

Se casó con el compositor Fedele D'Amico en 1938. Tuvo tres hijos.

Filmografía


  • Mio figlio professore, dirigida por Renato Castellani (1946)
  • Vivere in pace, dirigida por Luigi Zampa (1947)
  • Il delitto di Giovanni Episcopo, dirigida por Alberto Lattuada (1947)
  • L’onorevole Angelina (1947), dirigida por Luigi Zampa
  • Roma città libera (1947), dirigida por Marcello Pagliero
  • Proibito rubare (1948), dirigida por Luigi Comencini
  • Ladri di biciclette, dirigida por Vittorio De Sica (1948)
  • Fabiola (1949), dirigida por Alessandro Blasetti
  • Cielo sulla palude, dirigida por Augusto Genina (1949)
  • Le mura di Malapaga/Au-delà des grilles (1949), dirigida por Réne Clément
  • Patto con il diavolo (1949), dirigida por Luigi Chiarini
  • È primavera (1950), dirigida por Renato Castellani
  • È più facile che un cammello… (1950), dirigida por Luigi Zampa
  • Romanzo d’amore (1950), dirigida por Duilio Coletti
  • Miracolo a Milano (1951), dirigida por Vittorio De Sica
  • Due mogli sono troppe (1951), dirigida por Mario Camerini
  • Bellissima, dirigida por Luchino Visconti (1951)
  • Buongiorno, elefante! (1952), dirigida por Gianni Franciolini
  • Processo alla città (1952), dirigida por Luigi Zampa
  • Altri tempi, dirigida por Alessandro Blasetti (1952)
  • I vinti (1952), dirigida por Michelangelo Antonioni
  • Il mondo le condanna (1953), dirigida por Gianni Franciolini
  • La signora senza camelie, dirigida por Michelangelo Antonioni (1953)
  • Febbre di vivere (1953), dirigida por Claudio Gora
  • Vacanze romane/Roman holiday (1953), dirigida por William Wyler
  • Siamo donne (1953), dirigida por Luchino Visconti
  • Il sole negli occhi (1953), dirigida por Antonio Pietrangeli
  • L’allegro squadrone (1953), dirigida por Paolo Moffa
  • Cento anni d’amore (1954), dirigida por Lionello De Felice
  • Tempi nostri (1954), dirigida por Alessandro Blasetti
  • Senso, dirigida por Luchino Visconti (1954)
  • Peccato che sia una canaglia (1955), dirigida por Alessandro Blasetti
  • Le amiche (1955), dirigida por Michelangelo Antonioni
  • Gli sbandati (1955), dirigida por Francesco Maselli
  • Proibito (1955), dirigida por Mario Monicelli
  • Graziella (1955), dirigida por Giorgio Bianchi
  • La fortuna di essere donna (1956), dirigida por Alessandro Blasetti
  • La finestra sul Luna Park (1956), dirigida por Luigi Comencini
  • Kean, genio e sregolatezza (1957), dirigida por Vittorio Gassman
  • Le notti bianche, dirigida por Luchino Visconti (1957)
  • Mariti in città (1957), dirigida por Luigi Comencini
  • La sfida (1957), dirigida por Francesco Rosi
  • I soliti ignoti, dirigida por Mario Monicelli (1958)
  • Nella città l’inferno (1959), dirigida por Renato Castellani
  • Estate violenta (1959), dirigida por Valerio Zurlini
  • I magliari, dirigida por Francesco Rosi (1959)
  • Risate di gioia (1960), dirigida por Mario Monicelli
  • La contessa azzurra (1960), dirigida por Claudio Gora
  • La baia di Napoli/It started in Naples (1961), dirigida por Melville Shavelson
  • I due nemici/The best of enemies (1961), dirigida por Guy Hamilton
  • Boccaccio ’70 (1962), episodio Il lavoro, dirigida por Luchino Visconti
  • Salvatore Giuliano, dirigida por Francesco Rosi (1961)
  • Le quattro verità (1963), dirigida por Alessandro Blasetti
  • Il Gattopardo, dirigida por Luchino Visconti (1963)
  • Gli indifferenti (1974), dirigida por Francesco Maselli
  • Casanova '70, dirigida por Mario Monicelli (1965)
  • Vaghe stelle dell'Orsa, dirigida por Luchino Visconti (1965)
  • Spara più forte, più forte… non capisco! (1966), dirigida por Eduardo De Filippo
  • La bisbetica domata/The taming of the shrew (1966), dirigida por Franco Zeffirelli
  • Le fate (1966), dirigida por Mario Monicelli
  • Lo straniero (1967), dirigida por Luchino Visconti
  • L’uomo, l’orgoglio, la vendetta (1967), dirigida por Luigi Bazzoni
  • Senza sapere niente di lei (1969), dirigida por Luigi Comencini
  • Infanzia, vocazione e prime esperienze di Giacomo Casanova (1969), dirigida por Luigi Comencini
  • Metello (1970), dirigida por Mauro Bolognini
  • La mortadella, dirigida por Mario Monicelli (1971)
  • Fratello sole sorella luna (1972), dirigida por Franco Zeffirelli
  • Il diavolo nel cervello (1972), dirigida por Sergio Sollima
  • Le avventure di Pinocchio, dirigida por Luigi Comencini (1972)
  • I figli chiedono perché (1972), dirigida por Nino Zanchin
  • Ludwig (1973), dirigida por Luchino Visconti
  • Amore e ginnastica (1973), dirigida por Luigi Filippo d’Amico
  • Amore amaro (1974), dirigida por Florestano Vancini
  • Gruppo di famiglia in un interno (1974)
  • Prete, fai un miracolo (1975), dirigida por Mario Chiari
  • Caro Michele, dirigida por Mario Monicelli (1976)
  • L'innocente, dirigida por Luchino Visconti (1976)
  • Dimmi che fai tutto per me (1976), dirigida por Pasquale Festa Campanile.
  • Gesù di Nazareth (1977), dirigida por Franco Zeffirelli
  • La velia (1980), dirigida por Mario Ferrero
  • Lighea (1983), dirigida por Carlo Tuzii
  • Cuore (1984), dirigida por Luigi Comencini
  • Uno scandalo per bene (1984), dirigida por Pasquale Festa Campanile
  • Bertoldo, Bertoldino e... Cacasenno, dirigida por Mario Monicelli (1984)
  • Le due vite di Mattia Pascal (1985), dirigida por Mario Monicelli
  • I soliti ignoti vent’anni dopo (1986), dirigida por Amanzio Todini
  • Speriamo che sia femmina (1986), dirigida por Mario Monicelli
  • La storia (1986), dirigida por Luigi Comencini
  • L’inchiesta (1987), dirigida por Damiano Damiani
  • Oci ciornie (1987), dirigida por Nikita Michalkov
  • I picari (1987), dirigida por Mario Monicelli
  • Ti presento un’amica (1988), dirigida por Francesco Massaro
  • Marco e Laura dieci anni fa (1988), dirigida por Carlo Tuzii
  • Stradivari (1988), dirigida por Giacomo Battiato
  • La moglie ingenua e il marito malato (1989), dirigida por Mario Monicelli
  • Rossini, Rossini (1991), dirigida por Mario Monicelli
  • Parenti serpenti (1992), dirigida por Mario Monicelli
  • La fine è nota (1993), dirigida por Cristina Comencini
  • Cari fottutissimi amici, dirigida por Mario Monicelli (1994)
  • Facciamo paradiso, dirigida por Mario Monicelli (1995)
  • Bruno aspetta in macchina (1996), dirigida por Duccio Camerini
  • La stanza dello scirocco (1998), dirigida por Maurizio Sciarra
  • Panni sporchi, dirigida por Mario Monicelli (1999)
  • Un amico magico: il maestro Nino Rota (1999), dirigida por Mario Monicelli
  • Il cielo cade (2000), dirigida por Andrea e Antonio Frazzi
  • Come quando fuori piove (2000), dirigida por Mario Monicelli
  • Il mio viaggio in Italia, dirigida por Martin Scorsese (2001)
  • Raul – Diritto di uccidere (2005), dirigida por Andrea Bolognini
  • L’inchiesta (2006), dirigida por Giulio Base
  • Le rose del deserto (2006), dirigida por Mario Monicelli



Fuente: Vikipedia

25 jun 2010

Concepción Gimeno de Flaquer/La mujer según el Álbum Ibero-Americano (1890 -1891)

La mujer según el Álbum Ibero-Americano (1890-1891) de Concepción Gimeno de Flaquer

Artículo creado por Diego Chozas Ruiz-Belloso . Extraido de: http://www.ucm.es/info/especulo/numero29/albumib.html. 20 Octubre 2006

Introducción

Dirigido este periódico por quien estima como su mejor laurel, el título de “cantora de la mujer”, que en España y en América se le ha dado, dedicará preferente atención a cuanto pueda interesar a ese sexo que no debe llamarse débil, sino tierno, por sus extraordinarias facultades afectivas.1

Con sólo asomarse al primer año del Álbum Ibero-Americano, una vez que toma las riendas de esta publicación Concepción Gimeno de Flaquer, puede advertirse que, tanto los escritos de la directora como el conjunto del semanario, abordan el tema de la mujer de manera tremendamente confusa e interesante. La tensión y el conflicto de la época entre las avanzadas ideas feministas y las tendencias más tradicionales se ven reflejados en el seno del Álbum Ibero-Americano y en la propia mentalidad, significativamente contradictoria, de Gimeno de Flaquer. El Álbum parece querer buscar el justo medio, la armonía entre posturas encontradas, y emprende una moderada defensa de la dignidad intelectual, humana e histórica de la mujer que contrapesa con un conservador panegírico al ideal masculino del “ángel del hogar”. Globalmente, el conservadurismo acaba inclinando la balanza de su lado, con lo que el ideal de mujer que propone el Álbum Ibero-Americano no deja de ser un ángel del hogar, aunque considerablemente culto, un modelo femenino, en absoluto radical o revolucionario, que resultaría de muy buen tono entre las señoras de la alta sociedad de entonces. Pero el patrón que respaldan Concepción Gimeno de Flaquer y su semanario está muy lejos de ser armónico, definitivo, pétreo o perfecto, consistiendo más bien en una mujer transitoria, vacilante y compuesta por infinidad de fragmentos irreconciliables. En definitiva, un personaje rico y complejo que lograría retratar bastante fidedignamente a un buen número de las finiseculares lectoras del Álbum Iberoamericano, así como a su directora.

Apenas hay información disponible, por el momento, sobre la figura de Concepción Gimeno de Flaquer. Simón Palmer aporta algunos valiosos datos biográficos2:

Nació en Alcañiz en 1850 y, tras ser educada en Zaragoza, se trasladó a la Corte. A los veintinueve años contrajo matrimonio con Francisco de Paula Flaquer, director de las publicaciones La Aurora y el Álbum Ibero-Americano. Ella fundó y dirigió La ilustración de la mujer. Residió luego en Francia y Portugal, hasta que en 1883 pasó a Méjico, donde poco más tarde dirigiría El álbum de la mujer. Su labor como propagandista de la instrucción pública fue reconocida con distinciones de los gobiernos mejicano y venezolano. Regresó a España y comenzó a colaborar en La Revista de Aragón, y también muy pronto, en 1890, se haría cargo del Álbum Ibero-Americano. Por otro lado, dos obras suyas alcanzaron una notable resonancia: La mujer juzgada por otra mujer y La mujer española.

El primer número de esta “segunda época” del Álbum apareció el siete de agosto de 1890, y ocupa casi dos páginas recogiendo las reseñas que numerosas publicaciones dedicaron a la conferencia que Concepción Gimeno de Flaquer, en su primera aparición pública ante la sociedad madrileña tras su regreso de Méjico, pronunció en el Ateneo, presentada por Valera, la noche del diecisiete de junio del mismo año. Gimeno de Flaquer empleó los comentarios de los periodistas para presentarse indirectamente a sus lectoras, ofreciendo un punto de vista sobre ella misma aparentemente exterior, variado e imparcial, pero que sin duda alguna supervisaría y aprobaría. Ésta sería, pues, la primera imagen que Concepción Gimeno de Flaquer quiso dar de sí misma a sus lectoras:

El Liberal la describió como “la mujer que ha consagrado su talento al estudio de arduas cuestiones, cuyo conocimiento no es moneda corriente en el bello sexo”, a la vez que encomiaba la dicción de actriz de la aragonesa y la emotiva historia de amor entre Hernán Cortés y Marina que narró hacia el final de su exposición. El País, por una parte elogia “sus condiciones de estilista, su erudición asombrosa y sus dotes de pensadora eminente” pero también se encarga de apuntar continuamente que la belleza, gallardía y feminidad de doña Concepción debieron tomar gran parte en el éxito de la charla, ante un público cansadísimo de escuchar y ver únicamente al plúmbeo Vilanova. También comenta:

Es doña Concepción Gimeno de Flaquer, de gallardísima presencia y resplandece en su exterior de tal modo la gracia femenina, que nadie cree, desde el patrón que tenemos de la escritora, que es además de hermosísima mujer, un literato de raza, de los verdaderos, de los que son capaces de redimir a España de tantas culpas poéticas.3

En cuanto a La Ilustración Española y Americana, incluye el preocupante comentario: “La galantería no intervino para nada en aquellos triunfos y en aquellos atronadores aplausos”4. La Correspondencia de España señala que había “mucho entusiasmo [...] para oír a la bella y elegante dama”5, aunque La Época ya destaca que, en su discurso sobre Tultecas, Chichimecas y Aztecas, doña Concepción resaltó “la mayor consideración que en los pueblos mejicanos tuvo la mujer”6. El Correo y La Iberia se sitúan en la misma línea, centrándose en el feminismo de la escritora, y apoyándolo, aunque acaban incluyendo una breve nota que informa de que la “señora Gimeno de Flaquer lucía un elegante traje de raso blanco, escotado”7. Por último, El Correo de la Moda, publicación de y para mujeres que presume de tenerla entre sus colaboradores, explicita mucho más el mensaje feminista que vertebró la conferencia de Gimeno de Flaquer diciendo que ésta concluyó con “una apoteosis de la muger [sic], y demostrando la influencia que ha tenido en todas las épocas y en todas las civilizaciones”, para luego extenderse:

[...] una vez más una escritora ha ocupado dignamente la cátedra del Ateneo. Rosario de Acuña, Emilia Pardo Bazán y Concepción Gimeno de Flaquer, han probado que la muger [sic] puede acometer empresas de gran resonancia en las letras, sin quedar vencida, y al ver a Concha con su gentil figura, elegantemente ataviada y leyendo con una entonación natural y bella las concepciones de su ingenio, sentíamos natural vanidad, porque al fin se abre paso a la mujer ilustrada”.8

Ya en estas breves anotaciones puede apreciarse la preocupación de las mujeres con inquietudes intelectuales de fines del XIX por el supuesto conflicto irresoluble que se daba entre el pensamiento y lo femenino. La imagen más extendida de la “literata” era la de una mujer con figura y ademanes hombrunos y, por descontado, nada agraciada, blanco de la mofa de los hombres y también de muchas mujeres. Gimeno de Flaquer se presenta entonces como un modelo ampliamente admirable, que cultiva el intelecto sin renunciar a lo “esencial femenino”. Comenzamos a comprender que parte de esta esencia consistiría en el cuidado por la belleza física así como la delicadeza o elegancia de movimientos, pero también debemos incluir aquí el cuidado del hogar y de los hijos: Simón Palmer recoge del prólogo de Salvany a Madres unas palabras muy esclarecedoras sobre la escritora:

Tiene la distinción inglesa de una lady, mirada inteligente... ni en su vida íntima ni en su vida social adivinaréis a la literata, porque ella parece siempre lo que es... una dama virtuosa y distinguida que escribe de afición, por amor a las letras y al sexo de que es gala. [Es como Enriqueta Stowe], haciendo hervir la olla de la familia, es decir, siendo el encanto de la casa, bordando, ya con la pluma sobre el papel, ya con la aguja sobre la tela...9

El conjunto del semanario es una extensión de la personalidad y la voluntad de su directora, y en él se da igualmente la curiosa confluencia de elementos que hoy podríamos considerar opuestos o contradictorios. Abría este trabajo con una declaración de intenciones firmada por “La Redacción” y que se encuentra en el primer número de la segunda época del Álbum. Allí mismo puede leerse lo siguiente:

El ÁLBUM, enaltecido con las firmas de los primeros literatos iberoamericanos, publicará artículos científicos, crítica artística y literaria, revistas de salones y de modas, poesías y algunas ligeras referencias del estado que guarde la política española, para que la mujer no desconozca el desenvolvimiento de los acontecimientos a que no puede ser ajena, ya que en ella toman parte los seres más queridos de su corazón.

La última explicación altera por completo el sentido de todo el texto. No es posible saber hasta qué punto esa afirmación es sincera o un intento de coartada para salvar las apariencias. Resultaría algo radical y ligeramente escandalosa una publicación que invitara a las mujeres al mundo de la política, terreno exclusivamente masculino. En cuanto a la promesa de firmas de grandes autores iberoamericanos, será cumplida a duras penas: encontramos poco más que algunas firmas manuscritas importantes, y muy dispersas, precedidas de breves poemitas muy próximos a la dedicatoria, de autores como Valera o Campoamor. Sí habrá numerosos poemas, relatos e incluso novelas, pero de autores mucho menos célebres (como Salvador Rueda o el Marqués de Valmar), o completamente desconocidos. También sólo se cumplirá a medias la promesa de artículos científicos: el primer número presenta con ilusión un artículo de J. Parada y Santín titulado “Higiene de las flores”, así como el artículo filológico “Por qué se escribe México con X”, firmado por Salvador Quevedo y Zubieta. El siguiente número resulta incluso más osado al incluir el artículo “Éter y materia”, de Melchor de Palau. En el número tres llega la segunda y última parte de “Higiene de las flores”, que también será el último artículo científico del Álbum. Sobre esta materia, en el número cuatro tan sólo hallamos una breve anotación de la propia Concepción Gimeno informando sobre que el ornitólogo Mr. Desbrouvié ha logrado entrenar golondrinas mensajeras. Luego se extiende un poco sobre los hábitos de esta ave, concluyendo que es buena madre y “patriota”.En adelante, únicamente Concepción Gimeno reseñará brevemente algunas novedades científicas de este tipo10. Mucho más constantes serán las “Cartas políticas” que firma “Ayub”, donde, siguiendo el modelo de las Cartas Marruecas y las Cartas Persas, aunque en tono mucho más jocoso, el velado autor comenta la actualidad política desde el punto de vista de un extranjero musulmán. En este caso la promesa se cumple incluso con creces, pues la sección titulada “Revista Americana”, de la que se encarga Francisco de Paula Flaquer, hablará de la política de ultramar. Un anuncio de la propia publicación que aparece frecuentemente en la última página de cada número dice que el Álbum pretende “estrechar las relaciones entre América y España” y, en efecto, el trabajo en esta dirección es notable. En el mismo anuncio se avisa de que el Álbum incluye “retratos y biografías” de personajes notables, y en este aspecto la revista también se mantendrá fiel a su voluntad primera, pues publica grabados que retratan a personalidades célebres y que se comentan brevemente al final de cada número, pero también reserva un espacio para artículos mucho más extensos que hablan de importantes personajes del presente y del pasado, principalmente femeninos. Puede entenderse esto dentro de la línea de actuación que siguió Concepción Gimeno de Flaquer a lo largo de su vida como educadora de la mujer. El Álbum Ibero-Americano parece querer seguir el consejo clásico de enseñar entreteniendo y esconde una vocación fuertemente didáctica emanada de su directora. Las lectoras del Álbum podrían divertirse con la lectura de novelas, afinar su sensibilidad con la poesía, y con el resto de artículos, que persiguen la amenidad, se informarían del presente y acrecentarían sus conocimientos de historia, materia por la que Concepción Gimeno muestra especial inclinación, incidiendo además en las biografías de mujeres admirables y meritorias de todos los tiempos para elevar la dignidad y la autoestima de su sexo en el presente. Finalmente, en cuanto a las “revistas de salones y de modas” que promete la redacción, el citado anuncio del Álbum informa de que las suscriptoras recibirán quincenalmente un periódico de modas como regalo además de un “figurín iluminado” cada mes. También la propia Concepción Gimeno escribirá sobre los salones que frecuenta y comentará los actos sociales a los que asiste. En este punto, podría acusarse al Álbum de conservador y de fomentar la imagen más tópica de la mujer, frívola y preocupada únicamente por la moda, pero concedámosle por el momento a esta publicación el beneficio de la duda, y pensemos que tal vez los figurines sean sutiles cebos que atraigan a determinado público femenino para luego ponerlo en contacto con materias más graves. Por otro lado, no está de más recordar que tampoco las actuales revistas femeninas se han librado de agrupar en un mismo número contenidos curiosamente opuestos ideológicamente al incluir mensajes abiertamente feministas junto a artículos de decoración, moda y belleza, sociedad o cuidado de los niños, como materias que han de interesar particularmente a las mujeres.

Tras esta visión muy general del Álbum Ibero-Americano pasaré a su estudio más detallado, pero antes he de advertir de que el trabajo que sigue va a adolecer de importantes limitaciones. En primer lugar, he de insistir en que únicamente me centraré en el primer año de la segunda época, o más exactamente, en números que van desde el siete de agosto de 1890 (nº 1 del año VIII), hasta el siete de noviembre de 1891 (nº 17 del año IX), es decir, los números encuadernados en uno de los volúmenes, el primero, que se conservan en la hemeroteca del Palacio de Sástago de Zaragoza. Por otro lado, esta colección está incompleta: He podido ver los veinte números de 1890, pero faltan los números 2, 5, 7, 8, 10, 12, 13 y 14 de 1891. Además, al nº 18, del 14 de mayo de 1891, le sigue otro número del 7 de julio de 1891, que además figura como nº 1 del tomo III, que comienza otra vez la paginación desde cero, y al que además le faltan las páginas 5-8, presentando las demás desordenadas. Tras éste, el volumen se cierra con otros dos números, el 8 y el 17, faltando todos los intermedios. En definitiva, he examinado treinta y dos números del Álbum Iberoamericano que, desde luego, no me van a permitir extraer conclusiones generales sobre la situación de la mujer a fines del XIX, y que ni tan siquiera me dejarán aventurarme a dar una visión global del primer año de la publicación. Lo que sigue, por lo tanto, ha de entenderse únicamente como una aproximación al Álbum Ibero-Americano y a su directora, Concepción Gimeno de Flaquer, y como una invitación a posteriores estudios. Me centraré en la ideología de Concepción Gimeno, que es la mujer que más escribe y también la que lo hace con mayor regularidad, pero también me detendré en los escritos de otras autoras. También me han interesado los artículos escritos por hombres cuando daban su punto de vista sobre asuntos directamente vinculados a las mujeres. Y desde este ángulo me dispongo a abordar la siguiente página.

Los hombres hablan de la mujer

Hoy en día resultaría inconcebible que muchos de los artículos escritos por hombres que se publican en el Álbum, terriblemente conservadores, fueran incluidos en una revista femenina actual, puesto que defienden posturas que, no ya impresas, sino simplemente enunciadas a media voz, serían condenadas de inmediato como retrógradas y machistas. El Álbum sin embargo les concede un lugar en su seno, lo que empuja a deducir que su directora, si bien no firma los escritos, al menos no los censura, o incluso los tolera o los respalda, algo que resulta llamativo, ya que entre las opiniones de los hombres encontraremos algunas completamente opuestas a las más avanzadas de Concepción Gimeno. Esta situación me permite hacer hincapié en la complejidad personal de la escritora aragonesa, así como columbrar los conflictos interiores de muchas mujeres de su tiempo.

LEER COMPLETO


Para Ampliar:
María De La Concepción Gimeno De Flaquer (1850 - 1919)

http://www.escritorasypensadoras.com/fichatecnica.php/54

http://www.ucm.es/info/especulo/numero29/albumib.html

http://www.wikilearning.com/articulo/la_mujer_segun_el_album_ibero_americano_1890_1891_de_concepcion_gimeno_de_flaquer-concepcion_gimeno_de_flaquer/18803-4

http://rua.ua.es/dspace/bitstream/10045/12717/1/ALE_20_03.pdf

http://www.cervantesvirtual.com/FichaAutor.html?Ref=12917

http://wzar.unizar.es/siem/premio.html

http://escritoras.com/escritoras/escritora.php?i=144


24 jun 2010

Teresa de Cartagena

El siguiente pasaje de Admiraçión Operum Dey ilustra cómo Teresa de Cartagena (1425-¿?) mira su relación con Dios y la autoría de su obra:

"Muchas veces me es hecho entender, virtuosa señora, que algunos de los prudentes varones y así mismo hembras discretas se maravillan o han maravillado de un tratado que, la gracia divina administrando mi flaco mujeril entendimiento, mi mano escribió. Y como sea una obra pequeña, de poca sustancia, estoy maravillada. Y no se crea que los prudentes varones se inclinan a quererse maravillar de tan poca cosa, pero si su maravillar es cierto, bien parece que mi denuesto no es dudoso, porque manifiesto no se hace esta admiración por meritoria de la escritura, mas por defecto de la autora o componedora de ella, como vemos por experiencia cuando alguna persona de simple y rudo entendimiento dice alguna palabra que nos parezca algún tanto sentida: maravillámonos de ellos, no porque su dicho sea digno de admiración más porque el mismo ser de aquella persona es así reprobado y bajo y tenido en tal estima que no esperamos de ella cosa que buena sea.Y por esto cuando acaece por la misericordia de Dios que tales personas simples y rudas dicen o hacen algunas cosas, aunque no sea del todo buena, y si no comunal, maravillámonos mucho por el respeto ya dicho. Y por el mismo respeto creo ciertamente que se hayan maravillado los prudentes varones del tratado que yo hice, y no porque en el se contenga cosa muy buena ni digna de admiración, más porque mi propio ser y justo merecimiento con la adversa fortuna y acrecentadas pasiones dan voces contra mi y llaman a todos que se maravillen dicieno: “¿Cómo en persona en que tantos males asientan puede haber algún bien?” Y de aquí se ha seguido que la obra mujeril y de poca sustancia que digna es de reprehensión entre los hombres comunes, y con mucha razón seria digna de admiración en el acatamiento de los singulares y grandes hombres, porque no sin causa se maravilla el prudente cuando ve que el necio sabe hablar"

Para ampliar:

http://es.wikipedia.org/wiki/Teresa_de_Cartagena

http://portales.educared.net/wikiEducared/index.php?title=Teresa_de_Cartagena

http://vozdelasmujeresenlahistoria-pili.blogspot.com/2007/03/actividades-para-teresa-de-cartagena.html

http://cvc.cervantes.es/obref/aih/pdf/10/aih_10_1_017.pdf

http://books.google.es/books?id=wQTZQnLETL0C&pg=PA104&lpg=PA104&dq=Teresa+de+Cartagena&source=bl&ots=qMnReCq73L&sig=I4YqnGTALOnnUW676unTusLSdPM&hl=es&ei=3QQjTO2vMdS7jAeaw5mlDg&sa=X&oi=book_result&ct=result&resnum=8&ved=0CDIQ6AEwBzgU#v=onepage&q=Teresa%20de%20Cartagena&f=false


23 jun 2010

Cristina de Pizán


Detalle de texto de Cristina de Pizán

IV. Cómo la Dama habló a Cristina de la Ciudad que debía construir y de cómo su misión era ayudarla a levantar las murallas y cerrar el recinto de la ciudadela

Así, querida hija, sobre ti entre todas las mujeres recae el privilegio de edificar y levantar la Ciudad de las Damas. Para llevar a cabo esta obra, como de una fuente clara, sacarás agua viva de nosotras tres. Te proveeremos de materiales más duros y resistentes que bloques de mármol macizos que esperan a estar sellados. Así alcanzará tu Ciudad una belleza sin par que perdurará eternamente.
“ Has leído ciertamente cómo el rey Trogos fundó la gran ciudad de Troya con la ayuda de Apolo, Minerva y Neptuno, a los que los antiguos tomaban por dioses, y cómo, asimismo, el rey Cadmos fundó la ciudad de Tebas por orden divina. Con el paso del tiempo, sin embargo, aquellas ciudades se hundieron en ruinas. Pero yo, la verdadera Sibila, te anuncio que la Ciudad que fundarás con nuestra ayuda nunca volverá a la nada sino que siempre permanecerá floreciente; pese a la envidia de sus enemigos, resistirá muchos asaltos, sin ser jamás tomada o vencida.
“ Como te ha enseñado el estudio de la historia, el reino de Amazonia, creado hace tiempo por iniciativa de muchas y muy valientes mujeres que despreciaban la condición de esclavas, permaneció bajo el imperio sucesivo de distintas reinas, damas elegidas por su sabiduría, para que su buen gobierno conservara al Estado todo su poder. En la época de su reinado conquistaron gran parte de Oriente y sembraron el pánico en las tierras colindantes, haciendo temblar hasta a los habitantes de Grecia, que eran entonces la flor de las naciones. Pese a tanta fuerza, aquel imperio, el reino de las amazonas-como ocurre con todo poder- acabó por desmoronarse, de tal suerte que hoy sólo su nombre sobrevive en la memoria. Los cimientos y edificios de la Ciudad que has de construir y construirás serán mucho más fuertes. De común acuerdo las tres hemos decidido que yo te proporcione un mortero resistente e incorruptible, para que eches sólidos cimientos y levantes todo alrededor altas y fuertes murallas con anchas y hermosas torres, poderosos baluartes con sus fosos naturales y artificiales, como conviene a una plaza tan bien defendida. Bajo nuestro consejo cavarás hondos cimientos para que estén seguros y elevarás luego las murallas hasta tal altura que jamás ningún adversario las haga peligrar. Acabo de explicarte, hija mía, las razones de nuestra venida, y para dar más peso a mis palabras, quiero revelarte ahora mi nombre. Con sólo oírlo, y si quieres seguir mis consejos, sabrás que tienes en mí una fiel guía para acabar tu obra sin equivocarte. Razón me llaman. Puedes felicitarte por estar en tan buenas manos. Esto es todo por ahora”. Capítulo extraído de La ciudad de las damas, traducción de Marie-José Lemarchand
Fuente: Escritoras y Pensadoras Europeas

Para ampliar:

http://es.wikipedia.org/wiki/Christine_de_Pisan

http://www.uv.es/~dones/temasinteres/historia/cristinadepizan.htm


http://agendadelasmujeres.com.ar/notadesplegada.php?id=1087

http://www.cristinadepizan.com/

http://www.escritorasypensadoras.com/fichatecnica.php/25


22 jun 2010

Josefa Amar y Borbón/Discurso en defensa del talento de las mugeres...

"Discurso en defensa del talento de las mugeres,
y de su aptitud para el gobierno, y otros cargos
en que se emplean los hombres."

(Compuesto por Doña Josepha Amar y Borbón, Socia de mérito de la Real Sociedad Aragonesa de los Amigos del País) 1786

1° Quando Dios entregó el mundo a las disputas de los hombres, previó, que habría infinitos puntos, sobre los quales se altercaría siempre, sin llegar a convenirse nunca. Uno de estos parece que había de ser el entendimiento de las mugeres. Por una parte los hombres buscan su aprobación, les rinden unos obsequios, que nunca se hacen entre sí; no las permiten el mando en lo público, y se le conceden absoluto en secreto; las niegan la instrucción, y después se quexan de que no la tienen: Digo las niegan, porque no hay un establecimiento público destinado para la instrucción de las mugeres, ni premio alguno que las aliente a esta empresa. Por otra parte las atribuyen casi todos los daños que suceden. Si los Héroes enflaquecen su valor, si la ignorancia reyna en el trato común de las gentes, si las costumbres se han corrompido, si el luxo y la profusión arruinan las familias, de todos estos daños son causa las mugeres, según se grita. Estas mismas tampoco están de acuerdo sobre su verdadera utilidad. Apetecen el obsequio y el incienso; están acostumbradas de largo tiempo a uno y a otro; pero no procuran hacerlo más sólido, mereciéndolo de veras, como sucedería, si a las gracias exteriores, y pasageras, que ahora cultivan, uniesen las intrínsecas y duraderas.

2° A la verdad, tanto los aplausos, y obsequios de los hombres, quanto los cargos que atribuyen a las mugeres, son una tácita confesión del entendimiento de éstas; porque de otra suerte no buscarían su aprobación, y agrado, ni las supondrían de ocasionar ningún trastorno. La influencia buena o mala de un agente en otro, incluye necesariamente virtud, y potencia en el que hace esta variación: una causa más débil, no puede mudar, ni atraer a sí la más fuerte. Con que si los vicios de las mugeres tienen tanto imperio sobre los hombres, convengamos en la igualdad física, sin negar por esto las excepciones que convienen a cada sexo.

3° Pero sin embargo de unas suposiciones tan justas, parece que todavía se disputa, sobre el talento, y capacidad de las mugeres, como se haría sobre un fenómeno nuevamente descubierto en la naturaleza, o un problema, difícil de resolver. ¿Mas qué fenómeno puede ser éste, si la muger es tan antigua como el hombre, y ambos cuentan tantos millares de años de existencia sobre la tierra? ¿Ni qué problema después de tantas y tan singulares pruebas, como han dado las mismas mugeres de su idoneidad para todo? ¿Cómo es posible que se oygan nuevas impugnaciones sobre esta verdad? Pues ello es cierto, que se oyen, y que son de tal naturaleza, que no debemos desentendernos de ellas, porque acreditan, que no está aun decidida la questión.

4° No contentos los hombres con haberse reservado, los empleos, las honras, las utilidades, en una palabra, todo lo que pueden animar su aplicación y desvelo, han despojado a las mugeres hasta de la complacencia que resulta de tener un entendimiento ilustrado. Nacen, y se crían en la ignorancia absoluta: aquéllos las desprecian por esta causa, ellas llegan a persuadirse que no son capaces de otra cosa y como si tubieran el talento en las manos, no cultivan otras habilidades que las que pueden desempeñar con estas. ¡Tánto arrastra la opinión en todas materias! Si como ésta da el principal valor en todas las mugeres a la hermosura, y el donaire, le diese a la discreción, presto las veríamos tan solícitas por adquirirla, como ahora lo están por parecer hermosas, y amables. Rectifiquen los hombres primero su estimación, es decir, aprecien las prendas, que lo merecen verdaderamente, y no duden que se reformarán los vicios de que se quexan. Entretanto no se haga causa a las mugeres, que sólo cuidan de adornar el cuerpo, porque ven que éste es el idolillo, a que ellos dedican sus inciensos.

5° ¿Pero cómo se ha de esperar una mutación tan necesaria, si los mismos hombres tratan con tanta desigualdad a las mugeres? En una parte del mundo son esclavas, en la otra dependientes. Tratemos de las primeras. ¿Qué progresos podrán hacer estando rodeadas de tiranos, en lugar de compañeros? En tal estado les conviene una total ignorancia, para hacer menos pesadas sus cadenas. Si pudieran desear alguna cosa, o hacer algún esfuerzo, debería ser para que se instruyesen, y civilizasen aquellos hombres, esperando que el uso de la razón rompería los grillos, que mantiene ahora la ignorancia. La ruina de ésta, produciría la de aquella esclavitud. ¿Mas cómo compondremos el desprecio que hacen de las mugeres, éstos, que las tienen como esclavas, con la solicitud que ponen en adquirir el mayor número que pueden mantener, y con el cuidado que les cuesta el agradarlas? ¿Por qué las deshechó Mahoma del paraíso, que promete a los suyos? ¿No es esto semejarlas a los brutos, que perecen, o se extinguen con la vida? Pero si tales delirios no merecen refutación, porque sería honrarlos demasiado, menos podrán citarlos nuestros contrarios, para deducir de la esclavitud en que gimen ciertas mugeres, la inferioridad de su talento. Si valiera este argumento, también se pudiera convertir contra los mismos hombres, porque entre ellos, hay unos esclavos de los otros, y no diremos por eso, que los primeros son casi irracionales. Diremos, si, que la fuerza, destruye la igualdad, y borra la semejanza de unos a otros. De poco servirá que la aptitud sea la misma en el esclavo, que en su Señor, si la opresión en que está, le impide usar de su derecho, y de su razón. Pónganse los dos en un perfecto nivel, y entonces se podrá hacer juicio recto. La violencia no puede establecer leyes universales: así sujétense en hora buena las mugeres que han nacido, y se han criado en el país de la tiranía, y de la ignorancia; la necesidad las obliga a ello por ahora, pero no pretendan degradar al sexo en general.

6° Distinta vista ofrece la situación de este, en otra gran parte del mundo. Las mugeres, lexos de tener el nombre de esclavas, son enteramente libres, y gozan de unos privilegios que se acercan al estremo de veneración. Así la Religión como las leyes, prohiben al hombre la multiplicidad de mugeres. Por este medio se fixa toda la posible conformidad entre ambos sexos; y esta contribuye a que se miren mutuamente con aprecio y estimación. Aun han hecho mas los hombres en favor nuestro, porque casi se han quedado solo con el nombre de la autoridad que les dan los empleos, y las riquezas, tributando todos los hombres a las mugeres. ¡Qué generosidad! ¡Qué grandeza de ánimo, podemos exclamar aquí pero al mismo tiempo, qué contradicción! Aquí entra el estado de dependencia, que se ha indicado arriba. Los hombres instruídos y civiles, no se atreven a oprimir tan a las claras, a la otra mitad del género humano, porque no hallan insinuada semejante esclavitud en las leyes de la creación. Pero como el mandar es gustoso, han sabido arrogarse cierta superioridad de talento, o yo diría de ilustración, que por faltarle a las mugeres, parecen éstas sus inferiores. Hay pocos, que en tocándose el punto de la aptitud, y disposición intelectual, concedan a éstas, la que se requiere para ilustración del entendimiento. Saben ellas que no pueden aspirar a ningún empleo, ni recompensa pública; que sus ideas no tienen más extensión que las paredes de una casa, o de un Convento. Si esto no es bastante para sufocar el mayor talento del mundo, no sé qué otras trabas puedan buscarse. Lo cierto es, que sería mejor ignorarlo todo, y carecer hasta del conocimiento, que sufrir el estado de esclavitud o dependencia. E1 segundo viene a ser casi más sensible, por la contraposición de obsequio, y desprecio; de elevación, y de abatimiento; de amor y de indiferencia; cuyos afectos van unidos con la conducta que observan los hombres con las mugeres. ¿Por ventura negarán estas mismas la alternativa de alhagos, y repulsas, de obsequios, y desdenes, que experimentan cada día? ¿No son hoy Jueces, y mañana reos? ¿No se las trata en un tiempo como deydades, y en otro casi como irracionales? ¿No reciben unas veces adoraciones, y omenages, siendo su gusto la ley, su aprobación la que satisface los deseos de un Escritor, la que adorna los laureles de un Conquistador, y colma la gloria de un Héroe? Pero no se desvanezcan por esto las mugeres, porque los mismos hombres que las tratan de esta manera, gritaran después en una Asamblea, que no tienen discernimiento, que no saben estimar las cosas buenas y sólidas, y que se dejan arrastrar de una vana y frívola apariencia.

7° Una discordancia tan notable, me ha hecho pensar muchas veces ¿qué fundamento pueden tener los hombres para la superioridad que se han arrogado, principalmente en los dotes del ánimo? La creación de unos y de otros, es la que puede dar alguna luz. ¿Pero qué descubrimos en ella? Que Dios crió a Adam, y este hecho menos luego una compañía semejante a él: cuya compañía se le concedió en la muger. ¿Puede desearse prueba más concluyente de la igualdad y semejanza de ambos, en aquel primer estado? ¿Hay en todo esto alguna sombra de sujeción, ni dependencia de uno a otro? Es verdad, que el hombre fue criado primero,y fue criado solo, pero poco tardó en conocer, que no podía vivir sin compañera, primera imagen del matrimonio, y primera también de una perfecta Sociedad.

8° Si pasamos después a considerar lo que sucedió en la caída de nuestros primeros Padres, no hallaremos degradada a la muger de sus facultades racionales. E1 abuso que de ellas hizo, fue su pecado, el de Adam, y el de toda su posteridad. ¿Mas sin disculpar este atentado, quien negará que la muger precedió al hombre en el deseo de saber? Aquella fruta que les había sido vedada, contenía la ciencia del bien y del mal. Eva no resistió a estas tentaciones, antes persuadió a su marido, y el cometió por condescendencia el pecado, que aquélla empezó por curiosidad. Detestable curiosidad por cierto; pero la curiosidad suele ser indicio de talento, porque sin él nadie hace diligencias exquisitas para instruirse.

9° Tampoco la justa pena que se impuso a entrambos, derogó en nada sus facultades intelectuales. Si el hombre puede trabajar sin perder por eso la aptitud para 1as ciencias, también la sujeción de la muger es respectiva. Debería bastarle al primero ser cabeza de familia, y estar en posesión de los empleos, sin pretender dar más extensión a su dominio. Porque aun admitido en estos casos, no siempre es prueba concluyente de superioridad de talento. Los mismos hombres, no son, ni pueden ser todos iguales. Es preciso que haya unos que manden a los otros, y sucede no pocas veces, que al de más ingenio, le toca la suerte de obedecer, y respetar al que tiene menos. Así las mugeres podrán estar sujetas en ciertos casos a los hombres, sin perder por eso la igualdad con ellos en el entendimiento.

10° Si esta igualdad se ve indicada en la creación, mejor podrá probarse por los testimonios que han dado las mismas mugeres. Es cierto, que el talento, o la inteligencia, así como es la parte superior que hay en nosotros, es también la parte incomprensible, que sólo se puede conocer por los efectos. En este supuesto si los hombres acreditan su capacidad por las obras que hacen, y los raciocinios que forman, siempre que haya mugeres, que hagan otro tanto, no será temeridad igualarlos, deduciendo que unos mismos efectos suponen causas conformes. Si los exemplos no son tan numerosos en éstas, como en aquellos, es claro que consiste en ser menos las que estudian, y menos las ocasiones, que los hombres las permiten de probar sus talentos.
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Para ampliar información sobre Josefa Amar y Borbón:

http://es.wikipedia.org/wiki/Josefa_Amar_y_Borb%C3%B3n



http://www.hs-augsburg.de/~harsch/hispanica/Cronologia/siglo18/Amar/ama_intr.html


http://www.enciclopedia-aragonesa.com/voz.asp?voz_id=933


http://saavedrafajardo.um.es/WEB/archivos/LIBROS/Libro0020.pdf


www.culturadelotro.us.es/actasehfi/pdf/2marrero.pdf